I. Welcome to Murder House

Murder House | Primer contacto con la casa | Con Sam

Esta era la situación actual: Dean medio sobado, recostado en uno de los sillones de esa especie de camioneta del tour, masticando la pajita de su refresco mientras observaba la casa. Por otro lado estaba Sam, quién escuchaba con interés el relato que contaba el hombre sobre la primera familia que vivió en esa casa y su trágico final.

Finalmente, el motor del vehículo volvió a rugir, anunciando que se dirigían hacia un escenario nuevo. Fue entonces cuando Dean reaccionó. Dio un empujón a su hermano para que hiciera lo mismo y, con una falta de sutileza muy propia en él, se puso de pie y saltó de la parte de atrás de la camioneta hasta la acera. Mientras lo hacía alguien debió de recibir algún empujón o pisotón porque se escucharon quejidos y segundos después las disculpas de su hermano, tan educado como siempre. Tampoco se molestó en despedirse de nadie. ¿Para qué? Habían venido aquí a investigar un caso, no a hacer amigos. Seguramente su hermano discrepe sobre su forma de actuar, pero le da igual. Él es el mayor y hace lo que le da la gana.

Caminó con tranquilidad por la calle, esperando que su hermano le siguiera y, una vez perdieron al vehículo de vista se apresuró a dirigirse hacia la casa, deteniéndose a un par de metros de la entrada principal y observando la fachada del edificio.
- Sí que da mal royo este sitio, ¿eh, Samy?- normal que nadie quiera vivir en ella. Mientras tanto, buscaba en su cazadora algo con lo que poder forzar la puerta, aunque mejor si entran por la puerta de atrás. Más discreto.

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Sam nunca entenderá aquella actitud de Dean tan... suya y diferente a la de él, si se supone que es el mayor, y sí, se refiere a la forma en que abandona el vehículo dándole un par de pisotones a los demás turistas, ante lo cual es él quien se disculpa por su hermano, pero en fin.

Al bajar, se acomoda la chaqueta un poco y observa la gran casa. Basta con verla para saber que hay algo mal con el edificio, incluso cuando tiene aquel letrero de "se vende" y todo. ¿Cómo, con el historial de muertes y la fama que se carga el edificio, puede alguien querer ponerla en venta a esas alturas?- ¿Acaso no escuchaste el tour? Este lugar debe de estar plagado de espíritus que buscan venganza. No me sorprende que nadie se haya mostrado interesado en comprar el sitio -mirando a ambos lados de la acerca, comienza a caminar a un lado de la casa, esperando que Dean le siga. Sí, es mejor entrar por otra puerta o ventana y sacar también el EMF de una manera más discreta.

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- Claro que he estado escuchando, ¿por quién me tomas?- bufa como protesta. Maldito Sam, cómo le conocía. No se le escapa una.- La historia de los Mangoneri. Con ese nombre debían de ser capos de la mafia italiana- es que solo ha conseguido memorizar el nombre de la familia, y ni eso ha hecho bien. Luego tiene breves recuerdos de la historia, algo sobre bebés.- Pero las historias son lo de menos, puede que no sean más que las típicas leyendas que van de boca en boca y que a la gente le gusta exagerar- aunque sí que está de acuerdo con su hermano en que algo turbio hay en esa casa.

Antes de seguir a su hermano, se detuvo frente al cartel de "se vende" para apuntar el número de teléfono que probablemente les haría falta. Después se apresuró a alcanzar a Sam, llegando al fin a la puerta trasera.- Vigila que no nos vea nadie- aunque la zona parecía tranquila. Instantes después se hallaba forzando la puerta trasera con una puerta.- Para que luego digas que no te enseño nada útil- dijo con una sonrisa de orgullo en la boca cuando al fin la puerta se abrió.- Las damas primero.

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¿Por quién lo toma? Lo responde con una expresión de "Are you fuckin kidding me?" y luego sacude la cabeza. Sí bueno, igual no debe subestimar a Dean, pero muchas veces es todo un caso, como cuando menciona el apellido de la familia, lo cual hace que Sam lo mire incrédulo- Montgomery, Dean. Y aunque sean historias exageradas, ¿cuántas veces no hemos enfrentado "leyendas urbanas" que eran ciertas? Dean, esto puede ser serio, nuestra clase de trabajo -normal, cuando a uno le parecen historias de fantasmas, al otro le va a parecer que es justo donde deben trabajar.

Se hace a un lado para dejarle a su hermano lo de abrir la puerta, mete las manos a sus bolsillos y se dedica a observar los alrededores. Siente que hay lago raro, como si los estuvieran observando, pero solamente ve el blanco kiosko de madera cofcofporquenosécómollamarlocofcof y más allá, el patio trasero de la casa vecina- Tal vez podríamos ir a investigar con los vecinos luego de revisar los archivos de la policía y la inmobiliaria -sugiere mientras Dean hace lo suyo y luego, al escucharlo, rueda los ojos con media sonrisa- Claro -y sin importarle mucho lo que diga su hermano porque está acostumbrado a sus bromas, entra antes que él, sacando del interior de su chaqueta el EMF. Despliega la antena, señala con él al frente y apenas encenderlo, el aparato detecta una gran cantidad de actividad paranormal. Quizá no se dispara todavía, pero es suficiente para que Sam mire a Dean alzando ambas cejas- Te lo dije.

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Rueda los ojos cuando su hermano le corrige.- Eso he dicho- cómo le cuesta reconocer sus errores.- Ya sé que esas leyendas no tienen por qué ser mentira, pero tampoco hace falta preocuparse tanto por ellas. Sea lo que sea que haya en la casa, daremos con ello y haremos lo de siempre- abrir tumbas, quemar cadáveres, pertenencias o lo que haga falta. Punto. Tampoco tenía tanto misterio. Al menos Dean iba convencidísimo de que este trabajo estaba tirado, solo era una mansión encantada como tantas otras en las que habían estado. Es que Sam a veces se ponía muy dramático.

- Me parece un buen plan. ¿Crees que habrá alguna vecina joven por el barrio? Yo puedo encargarme del vecindario y tú haces el resto- sabe que Sam no estará de acuerdo con eso y posiblemente acaben decidiéndolo a piedra, papel o tijeras. Por eso no le dio tiempo a discutir y se adentró en la casa detrás de él, apresurándose por adelantarle.- Qué acogedora- comenta con cierto sarcasmo. La casa por dentro era aún más siniestra que por fuera. La decoración de otro siglo, los muebles, hasta la iluminación. Desde luego no era su idea de casa de ensueño. Imitó a Sam sacando su EMF, y cuando su hermano dijo aquello no pudo evitar hacerle una mueca de burla.- Parece que no nos vamos a aburrir en esta casa- comenta, comenzando a subir por las escaleras que daban al piso de arriba. El sonido que emitía el aparato cada vez era más fuerte.

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- Claro, jerk -podrá quejarse mucho, pero ¿qué seríaa de Sam sin Dean? No cazaría ni si quiera, sería incluso aburrido si pensara hacerlo solo, así que mentalmente le da la razón a Dean de que limpiarían la casa como lo hacen siempre, pero ¿quién es el de los poderes paranormales ahí? Pues él, por eso sigue teniendo esa extraña sensación de que algo está realmente mal por ahí.

- ¿Acaso es eso en todo lo que piensas? -no, ni hablar. ¿Por qué es Dean quien se queda con la chica guapa el 80% de las ocasiones? Muchas veces no le molesta, pero a veces tienen que resolverlo a piedra, papel, tijeras y son las pocas ocasiones donde él tiene la oportunidad. Igualmente, no parece un vecindario muy nuevo y duda que haya mujeres para Dean por ahí, sobre todo viendo la decoración de la casa- Quizá sea mejor que vayamos buscando un lugar dónde quedarnos -un buen motel. O la misma casa, Dean lo entenderá y por tanto, tras detenerse detrás de una pared con un muy extraño mural/tapiz, sigue a su hermano escaleras arriba, deteniéndose un momento para ver el candelabro- Ahí es donde dicen que se suicidó uno de los antiguos dueños -señala el EMF hacia el sitio, pero apenas se mueven las lucecitas desde que empezaron a subir.

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- Bitch- cuanto amor, se nota que se quieren. La verdad es que no sabe como pudo pasar tantos años cazando sin su hermano. Bueno, sí, él lo hacía porque era el negocio familiar. Quizás le costase más entender como su hermano había podido estar tantos años sin cazar, una vez estas metido en este mundo ya no puedes salir de él. Te perseguirá siempre. Pero es su hermano, a fin de cuentas, no puede culparle por desear tener una vida normal.

- ¿Tú no?- venga ya, que se conocen. Ahora que no intente dejarlo como el hermano pervertido, que Dean ya ha estado cotilleando alguna que otra vez el historial del portátil de Sam y sabe que no es tan inocente como quiere hacerle creer. Eso sí, Dean es mucho más fantasioso que su hermano en cuanto a los vecinos que puede haber en el barrio. Hasta se ha imaginado que la casa de enfrente podría ser una especie de residencia de universitarias. OJALÁ.- Bien pensado. ¿Crees que sería mala idea quedarnos aquí de okupas un par de días?- es que Dean siempre busca el camino más fácil, pero si lo piensa con claridad vería que no es tan buen plan. La casa está en venta, así que lo más probable es que alguien de la inmobiliaria acuda a asegurarse de que todo está en su sitio.- O, en su defecto, podríamos hacernos pasar por posibles compradores- que, aunque de mal royo, quieras o no es mucho más cómodo que un motel. Y si su fantasía de que las vecinas de enfrente son universitarias es real, Dean quiere vivir ahí.

Iba a responder de nuevo a su hermano, cuando de repente se oyeron unos golpes en el piso de abajo. Dean hizo un gesto a su hermano para que le siguiera, y bajó de nuevo al piso de abajo. Guiados por los ruidos, llegaron hasta un enorme salón y ahí, en medio de la sala, dos niños pelirrojos reían mientras golpeaban muebles varios con sus bates.- ¡Eh! ¡EH!- no podía permitir que unos criajos los delataran, podrían atraer a los vecinos.- Te has dejado abierta la puerta- acusa a su hermano a pesar de que fue él el último en entrar. Que, por cierto, estaba convencido de haber cerrado la puerta. Ni cuenta se ha dado de que su EMF se ha vuelto loco.

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Prefiere no responder y hacer como que no lo escucha. Mentiría si dijera que no piensa en esas cosas a veces, pero tiene sus límites y enc ualquier caso, es mucho más discreto. Por no decir que es algo torpe y tímido en muchas situaciones con chicas

- Tenemos demasiados problemas legales como para que también nos acusen de ayanamiento de morada -o sea que sí, mejor contactar con la inmobiliaria, total que tarjetas de crédito con dinero les sobran a ellos. Tantos apellidos, tantos nombres, tantas historias... un par de semanas alquilando la casa seguro no sería un problema, tomando en cuenta que el precio es bajísimo. Se queda en sus pensmaientos un momento hasta que el ruido del piso de abajo le hace voltear de inmediato, para seguir a Dean con cautela hasta el sitio de donde provenía el caos. ¿Niños? ¿De verdad?- Eh, que tú fuiste el último en entrar -le responde, tras ver a los niños, escucharlos reír y perderse más allá en el sótano. Mira un momento a su hermano, indicándole que es mejor bajar y ver qué ha sucedido, porque apenas los ha visto con aquellos bates y risas siniestras. ¿Podrían ser algo de lo que buscan o solo niños?

Como sea, apaga el EMF para guardarlo, sacar su pistola con sal por si acaso y acercarse al sótano esperando encontrarse con lo que sea.

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Maldito Sam y su manía de querer hacer siempre lo correcto. Para Dean, hacer lo correcto es sinónimo de aburrido. Qué soso es su hermano. Pero no le discute porque sabe que tiene razón. Mejor no tentar su suerte ni cabrear a la policía.

- Está bien, cuando acabemos la inspección llamaré a los de la inmobiliaria- seguro que no les ponen muchas pegas, no tiene pinta de ser una casa que muchas familias quieran comprar, por muy barata que esté de precio. Ignora la acertada acusación de su hermano, y va detrás de los niños hacia el sótano.- ¿No tenían un sitio más típico donde esconderse?- se queja, imitando a Sam con lo de la pistola. En casi todas las películas de terror, los protagonistas acababan de algún modo en un siniestro sótano. ¿Dónde ha quedado la originalidad?

Una vez abajo, no se encontraron con nada oscuridad. A unos metros de ellos se escuchaban los pasos corriendo de los dos niños, y alguna que otra risilla. Dean tanteó la pared hasta que por fin dio con un interruptor. La bombilla del techo se encendió entre parpadeos, y al instante las risas cesaron. Solo quedó silencio.- Creo que estos niños no quieren jugar al escondite.

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- Bien, mientras hablas con ellos, yo iré recabando datos sobre los asesinatos y suicidios de la casa -lo normal. Sentarse frente a la computadora, investigar en periódicos, entrar a alguna base de datos oficial... eso que hacen siempre. Quizá Dean tenga razón y aquello inicia como un trabajo cualquiera pero bueno, ya se verá.

Concuerda con que el sótano es algo ya muy visto y solamente sonría mientras sigue. ¿Quién podría asustarse de eso? Ya saben que ahí abajo se pueden encontrar hasta con cadáveres y gente despellejada a lo tipo Texas Chainsaw, lo normal dentro del negocio familiar. Respira hondo un momento, desplegándose al interior con la espalda pegada a la pared y justo cuando la habitación se ilumina y él se adelanta para enfrentarse a los niños, no pasa nada. Era un poco extraño, pero nada fuera de lo usual para ellos, así que recorre el sitio un momento, viendo frascos de contenido dudoso- Tal vez deberíamos volver a intentarlo mañana -le dice a Dean, quien concuerda con él y salen a buscar un lugar donde vendan hamburguesas o tarta.