I. Help! I need somebody

Instituto de Beacon Hills | mañana random de clase | con Lydia

No. No, no, no, no, no. NO.

Estaba volviendo a suceder, esta vez en mitad de clase. Su vista se empezó a nublar. Intentó respirar hondo, tranquilizarse, pero le era imposible. De repente había dejado de prestar atención a todo lo que había a su alrededor. Miraba fijamente el libro que tenía enfrente, en el que solo podía leer letras y números sin significado alguno. Y no, no era álgebra, esa no era una clase de matemáticas. Frunció el ceño e intentó concentrarse, pero las letras y palabras seguían estando desordenadas. De forma inconsciente había ido cerrando el puño de tal forma que acabó hasta por hacerse daño. Dolor. Se supone que en los sueños no puedes sentirlo, lo que quiere decir que está despierto. Eso le aterroriza todavía más.

No se sabe cuanto tiempo pasó así, con la mirada fija en el libro intentando leer lo que ponía, pero parece que sí que fue el tiempo suficiente como para que el profesor reparara en lo que estaba ocurriendo. Su voz sonó lejana, pero Stiles percibió su tono de preocupación. No contestó, básicamente porque no había llegado a escuchar lo que le había dicho, simplemente miró a su alrededor y se dio cuenta de que todas las miradas estaban fijas en él. Esto le agobió aún más.

- ¿P-Puedo... ir al baño?- su voz sonó ronca. No logró escuchar la respuesta del profesor, pero supuso que fue afirmativa porque se puso en pie y salió del aula sin que éste fuera tras de él. Estaba mareado, pero por suerte el baño de los chicos estaba en esa misma planta. Una vez en él, se apoyó sobre uno de los lavabos y observó su reflejo en el espejo. Estaba pálido y ojeroso, algo normal teniendo en cuenta las pocas horas que había dormido esa semana.

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Tan agobiado como estaba, no es de sorprender que ni se diera cuenta de que Lydia había salido tras él. No fue hasta que le llamó desde la puerta de los baños que no se dio cuenta de ello. Hace unos meses Stiles hubiera estado encantado con el hecho de que Lydia Martin, la chica de la que había estado enamorado desde hacía ya varios años, se preocupara así por él. Pero ahora la cosa había cambiado, o eso creía él. Sea como sea, en su situación tampoco es que le apetezca pensar mucho en chicas.

- No pasa nada, estoy bien. Vuelve a clase- su voz sonó algo grave y rasgada. Intentó no mirar directamente a Lydia, ni siquiera a través del espejo. Abrió el grifo y se lavó la cara para intentar despejarse. A pesar de todo no quería que Lydia le viera así.

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Se había quedado ensimismado, con la cabeza agachada viendo como el agua del grifo seguía cayendo Greenpeace, no lo matéis por el derroche, y sin atreverse a volver a alzar la mirada hacia el espejo por temor a cruzarse con la de Lydia. Esperaba escuchar sus pasos alejándose y la puerta del baño cerrarse, pero nada de eso ocurrió. La pelirroja seguía ahí, a su lado. Finalmente comprendió que, por mucho que intentara negar que le pasaba nada, así no conseguiría tranquilizar a la pelirroja.

- No es nada, es solo que... llevo unos días durmiendo mal y supongo que eso me está pasando factura- no sabe muy bien hasta dónde contar, no quería que Lydia pensara que se le había ido la pinza aunque, por otro lado, con todo lo que han vivido hasta el momento debería ser bastante difícil contarle algo que le sorprendiera.- Creo que la falta de sueño me está provocando alucinaciones- dijo esto último con cierta cautela, alzando por fin la mirada para ver su reacción.

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Lydia sigue haciendo preguntas y Stiles sigue sin estar seguro si quiere desahogarse con ella. Aunque ya creía que se había convencido de que desde que estaba con Malia no sentía nada por Lydia, no era fácil contarle esas cosas y quedar como un loco con ella. Aún así, en esos momentos no tenía a nadie más con quién habla y quizás si decidiera guardarse todo eso para él mismo sí que acabaría volviéndose loco de verdad.

- A ver, es... complicado. Empezaron siendo pesadillas. Pesadillas horribles, todas las noches. He intentado mantenerme despierto para evitar esas pesadillas, pero ha llegado a un punto en el que cada vez me cuesta más distinguir cuando estoy en un sueño y cuando no. ¿Sabes que en los sueños no puedes leer? Pues me acaba de pasar hace unos minutos, en clase. Y ya no sé si esto es real, si tú estás aquí o si en realidad estoy dormido en mi cama- poco a poco fue bajando la voz, pensando que cuanto más hablaba más perturbado parecía.- ¿Crees que estoy loco?

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Se lleva la mano hasta la mejilla, exactamente al lugar afectado por la bofetada. Va a sonar muy loco, pero en el fondo le agradaba sentir el picor de la bofetada y volver a descubrir que estaba despierto y que todo eso era real.

- Parece bastante real- afirma, intentando forzar una sonrisa.- No te disculpes, lo has hecho para ayudar- y lo estaba consiguiendo. Poco a poco se iba tranquilizando. Quizás todo lo que le estaba pasando solo fueran imaginaciones suyas, por el miedo y la falta de sueño. Tal vez debería hacer caso a Lydia e intentar descansar, pero era tal el miedo que sentía hacia esas pesadillas que no quería enfrentarse a ellas. ¿Qué debería hacer? Quizás debería contárselo a su padre, él sabrá qué hacer. O tal vez podría hablar con la madre de Scott, a lo mejor sabe algo sobre el tema y puede ayudarle.- Pero, ¿y si no son pesadillas normales?- se siente mucho más aliviado al ver que Lydia no lo toma como un loco, quizás por eso mismo se aventura a seguir insistiendo con su preocupación por las pesadillas.- ¿Y si...?- calla de nuevo al ver que el teléfono de Lydia vuelve a sonar. No es que sea cotilla mentira, pero su mirada baja de forma inconsciente hasta el teléfono de la chica y lee el nombre que aparece en esta.- Es Parrish, ¿no vas a contestar? Podría ser algo importante, quizás ha pasado algo...- de repente parecía haber dejado a un lado sus preocupaciones y su curiosidad salió a flote.- ¿Desde cuando tienes su número?- esta última pregunta surge de forma espontánea. No sabía que tuvieran tanto trato.