'Cause this is thriller.

BOY YOU'LL BETTER RUN

Necesitaba tomar un descanso. Ha estado caminando por días en busca de un único pedido porque encontró un hombre que tenía algo que Jos necesitaba, así que, como ahí t el dinero ya sirve de poco y la gente ha vuelto al trueque, está decidido a buscar en caada maldito rincón de la ciudad para encontrar ese pedido tan especial. Que sí, es un saqueador y se dedica a eso, pero jamás la había tenido tan difícil.

Como es de esperar, no va solo, sino que Farrow, el pastor alemán negro que encontró solo unos meses atrás, lo sigue de forma fiel y en silencio, a veces intentando jugar. Entra a aquel edificio que todavía se mantiene en pie en su mayor parte y observa que está casi vacío, como todo. Es un edificio de departamentos ahora vacío y no parece haber zombies, Farrow no pone mala cara- Aquí vamos, muchaacho -seguro encuentra algún lugaar todavía un poco mullido y cómodo para descansar, por eso comienza a subir las escaleras con aire cansado.

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Nirvana a lo único a lo que se dedica es a sobrevivir, lo que haya que hacer o el precio que tenga que pagar para conseguirlo es lo de menos. En su mundo ya no hay normas, cada uno se preocupa unicamente por salvar su cuello y proteger lo que es suyo. No hay más. Ella ahora mismo lo que necesita es comida y eso mismo se hallaba buscando en aquel edificio de apartamentos semi derruido.

Avanzaba por el edificio sin hacer ruido alguno, casi conteniendo la respiración, alerta con el cuchillo en mano para atacar al menor indicio de peligro. Se había adentrado ya en uno de los apartamentos y andaba rebuscando en la cocina de éste cuando oyó algo. Pasos, alguien se acerca. Por desgracia a ella también parecieron detectarla porque segundos después empezó a escuchar unos ladridos. No tenía ni idea de si la persona que acompañaba al animal era amigo o enemigo, pero en estos casos es mejor no esperar a comprobarlo por lo que, en cuanto escuchó acercarse al individuo prácticamente saltó de su escondite abalanzándose sobre él cuchillo en mano. Regla número 6 del manual de supervivencia: primero atacar, después preguntar.

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Cuando se decide por una puerta con el número 3, Farrow comienza a ladrar todavía antes de entrar. Normalmente aquello tiene sus pros y sus contras, pero eso haace que Jos saque uno de sus cuchillos -porque no le gustan las pistolas- y se prepara, dejando que el perro se quede a un lado ladrando a la puerta. Sea lo que sea, tendrá que defenderse, incluso si se trata de un simple civil.

Agudiza tanto como puede el oído y justo en el momento en que se le abalanzan, él también se echa encima de aquella persona, entre ella y Farrow, bloqueando el ataque porque de verdad le importa demasiado el perro. Hace uso de todas sus fuerzas -que no son pocas a pesar de su complexión delgada- y se encarga de poner a la chica de espalda contra la pared, inmovilizándole el brazo con el que sostiene su arma, porque no es idiota- ¿Qué haces aquí? -quiere saber si es infectada o no. De serlo, la mata y se quita de un problema, así de sencillo

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La cosa hubiera salido mejor para ella si su atacante no hubiera estado ya alertado previamente de su presencia. Suelta una especie de bufido cuando se ve acorralada contra la pared e incapaz de usar su arma pero, por mucha presión que esté ejerciendo el chico en su muñeca no piensa soltar el arma y mucho menos suplicar nada.

- ¿Qué haces tú? Yo estaba aquí antes- ni que le debiera ninguna explicación. Frustrada, se retuerce y, al no conseguir liberarse decide obligarle a retroceder lanzándole un rodillazo a dónde más le va a doler.

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Pues no la culpa, no le debe ninguna explicación, pero tampoco es precisamente la mejor persona haciendo amigos. Es más, se queda con animales antes que con un humano así esté totalmente sanito. Por instinto, ejerce un poco más de presión en el intento de la chica por liberarse, lo cual puede ser un grave error.

- No me... -Farrow suelta un ladrido realmente estridente, se lanza hacia adelante justo cuando Jos recibe aquel golpe que por supuesto no esperaba. La suelta, incluso suelta el cuchillo que tenía cerca de la garganta de ella y se dobla apretando los dientes para que no le note tanto el verdadero dolor que eso implica. Ya, se queda sin desendencia, fijo, pero antes, logra ver que Farrow se lanza hacia adelante, todo alterado porque han lastimado a su dueño y estira la mano- ¡Farrow! -lo llama para que se le acerque y no porque le interese que la chica salga lastimada o no, sino porque no quiere que al perro le pase algo, además que al poder llamarlo, deja salir de cierto modo el horrible dolor que lo tiene echo un ovillo en el piso.

De mala gana, el perro se detiene y obedece, acercándose a su dueño, sin embargo le gruñe a la chica y hasta muestra sus dientes. No le costaría nada dejarlo atacarla, pero lo único que puede pensar, además de que aquel golpe bajo es más doloroso de lo que ha pensado, es que no quiere perder a su fiel compañero. Eso sí, suelta entre dientes varias maldiciones e improperios hacia esa chica, algunos más fuertes que otros. Maldita loca

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Ahí hay que darle la razón. Nirvana no sería el alma de la fiesta, pero hay que entender su desconfianza hacia los desconocidos y más aún si le plantan un cuchillo en la garganta nada más conocerse. Ignoremos el hecho de que ella atacó primero. Al menos se siente más aliviada cuando su patada surte efecto y consigue liberarse de nuevo. Rápidamente se apresura a recoger el cuchillo que se le ha caído  al chico y retrocede unos pasos pegada a la pared para alejarse de él, apuntándole con el filo del arma por si decide volver a atacarla.

- Quieto - advierte, no sabe si a él o al perro que en esta ocasión le parece hasta más amenazador que el chico, aunque sospecha que éste todavía puede tener otra arma escondida.- No te acerques y no te haré nada. A tu chucho tampoco si lo tienes bien sujeto- si le dan a elegir, preferiría hacer daño antes al chico que al animal. Cuando este deja de ladrar se siente más tranquila y poco a poco siente que lleva las riendas de la situación. Quizás por eso mismo se viene arriba.- Dime, ¿tienes comida?

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Maldita loca Es todo lo que Jos puede pensar mientras siente que se va recuperaando poco a poco, incluso cuando la ve recoger su cuchillo. SU CUCHILLO. Es suyo, no de ella, ¿quién se cree para tomarlo? Más le vale que se lo devuelva porque en efecto, no es la única arma que lleva encima.

Comienza a levantarse a pesar de la amenaza, aunque claro que en el proceso le da una mirada de infinito desprecio. Recarga una mano en la pared para poder incorporarse adecuadamente, convenciéndose interiormente de que la patada no ha sido nada, aunque le duele todavía ;____; Igualmente no se arrepiente de ser hombre, ¿eh? Es más sencillo muchas veces- ¿Qué vas a hacer? ¿Patearme de nuevo? Eso ha sido suerte -y saca otro de sus cuchillos. Tiene unos cuatro tal vez, a veces los utiliza a larga distancia. Se pone en posición de defensa por si las moscas, cuidando a Farrow. El día en que algo le pase al perro, Jos sufrirá, pero ahora elimina el dolor de su mente lo mejor que puede y entrecierra un poco los ojos al escuchar la pregunta.

Así que eso es lo que quiere, ¿eh? Su comisura izquierda se alza un poco, casi de forma imperceptible y la examina de arriba hacia abajo- Por supuesto que tengo comida -se ahorra los insultos porque quiere recuperar SU cuchillo, de forma que extiende una mano hacia ella-. Devuélveme eso y veré qué puedo darte -es un trueque, un trato y si desconfía lo entiende, pero él cumple su palabra siempre, es la única garantía que le salva el pellejo al final del día.

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Sentiría hasta pena por él de no ser porque hasta hace unos segundos a la que casi desarman es a ella. Así que se mantiene en su sitio con expresión imperturbable viendo como el chico se retuerce, a la espera de que deje de quejarse y maldecirla.

- ¿De verdad crees que ha sido suerte? Cuando dejes de lloriquear podemos comprobarlo- sonríe ladeando la cabeza. Esta pequeña victoria ha hecho que se venga arriba. Pero, aunque orgullosa, no es tonta. No piensa hacer nada y arriesgarse de nuevo- menos aún tras comprobar que guarda más armas- que aunque sepa defenderse bien él sigue siendo más fuerte y encima cuenta con su aliado canino, al cual Nirvana no desea cabrear.

Al escuchar su propuesta enarca una ceja y lo observa en silencio. La verdad es que no pierde nada devolviéndole el cuchillo, ella tiene sus propias armas y, además, si hubiera querido hacerle daño de verdad le hubiera bastado con dejar que el perro le hincara el diente.- Más te vale no intentar nada o te convierto en castrati- le advierte. Finalmente se agachó para dejar el cuchillo en el suelo y pasárselo de una patada, para así no tener que acercarse y arriesgarse más de la cuenta. Después esperó, sosteniendo su propio cuchillo, a que él cumpliera con su parte.

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- Con todo el gusto -acompaña sus pablars con una mirada asesina. De tantas veces que evoca aquella expresión, de aquí a nada se le quedarán marcadas las líneas en la frente, pero poco le importa eso, obviamente.

Por primera vez, le parece inteligente por la manera en que le regresa el cuchillo, a pesar de que Farrow sigue medio gruñendo y ladra cuando la ve moverse. Recoge su arma luego de darle una ligera palmadita al animal para que se cal
El lugar no está tan mal, aunque claramente ha sido saqueado antes, pero hay un sillón sucio en el cual no le molestar sentarse con Faarrow a su lado. Pone la mochila frente a él, guardándose ambos cuchllos en alguna parte de su vestimenta- No sé quién demonios sea ese castrati, pero aquí está mi parte del trato -le lanza una lata de atún, de esas cona brefácil, por suerte, y saca una de comida para perros que vacía frente a Farrow, sobre el piso porque teme que se corte la lengua. ¿Qué si lo cuida tanto? Es el único compañero que tiene, en realidad

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Sonríe con suficiencia aunque en realidad no tiene intención de volver a medir sus fuerzas con ese chico. Si sigue ahí es por la comida y porque le parece un buen sitio para pasar la noche antes de seguir con su camino. Además, aún quedan algunos apartamentos más en ese mismo edificio que no ha inspeccionado y en los que tal vez encuentre algo de provecho. Así que, muy digna ella, se dirigió a un rincón de la sala y se sentó ahí con la lata que le acaban de pasar. No era lo más cómodo ni higiénico del mundo, pero por cosas peores ha pasado. Si hasta debería sentirse bien por haber encontrado un sitio en el que poder descansar y comer.

- Gracias- murmura por lo bajo desde su rincón, observándolos de reojo. Ella siempre ha sido de ir a su bola. Cree que es lo mejor, te preocupas solo por salvar tu culo y no debes nada a nadie, por no hablar de los posibles disgustos que te ahorras a la larga. Sin embargo en esos momentos sentía hasta envidia por el chico. El perro pareció notar la mirada de Nirvana porque dejó de prestar atención a su comida por unos instantes para volver a gruñirle.- ¿Puedes controlar mejor a tu perro? No es muy agradable comer mientras un chucho al que le canta el pozo te echa el aliento en la cara- qué simpática. En verdad le sale solo, quizás porque así le resulta más fácil alejar a los demás e ir a lo suyo. En cuanto a su comida, ya casi se la ha acabado. Se nota que tenía hambre.

- Mira. Os devolveré el favor dejando que os quedéis aquí, siempre y cuando no invadáis mi espacio- ahora se siente generosa y todo, aunque lo egoísta hubiera sido pensar que todo ese edificio era suyo por llegar antes.- Y sobretodo, que no se te ocurra intentar jugármela - había estado usando su cuchillo a modo de tenedor para comer, y al decir esto último lo clavó con demasiada agresividad en lo que quedaba de comida. Aunque, pensándolo bien, tampoco es que tenga mucho por lo que preocuparse, no hay mucho que robarle más allá de las armas y la ropa de abrigo. Pero bueno, estas cosas mejor advertirlas desde el principio.

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