Han pasado 84 años dos semanas desde el concierto de Witchfits. Dos semanas que ha estado esquivando a Iero todo lo que pudo, apenas respondiendo a sus provocaciones durante las clases e incluso yendo a estudiar a la biblioteca de la Universidad a primerísima hora para evitar encontrárselo. La semana pasada había sido realmente difícil: El miércoles, durante la clase de fotografía, los habían dividido en pares para practicar retratos, y a ella le había tocado trabajar con uno de los mejores amigos del italiano. Mantuvo su dignidad tan intacta como le fue posible, posando para el chico a pesar de los comentarios de Iero, mirando a la cámara sin responder a ningún tipo de provocación; e incluso fotografiando a su compañero que, como buen cómplice que era, le hacía preguntas intentando ayudar a su amigo.

Si había podido con éso, podría con cualquier otra cosa, ¿No?

Asique ahora está mucho más tranquila. Ya pasó bastante tiempo desde el concierto: El suficiente como para que los recuerdos se hayan disuelto. En éso piensa mientras pasa delicadamente los discos que están expuestos entre las novedades de la tienda, mirando las tapas. Le fascina esa disquería: Es uno de sus sitios favoritos de todo New Jersey.

Ignorar deliberadamente lo que había pasado en el recital de Witchfits no significaba que Nico Iero iba a dejar uno de sus pasatiempos preferidos: molestar a Rebbeca Tattaglia. Aunque claro, todo era para mantener la normalidad frente a los demás porque, bueno, ese tipo de cosas seguían siendo importantes para él.

Cuando entra solo a la tienda, ni siquiera repara en Becca. De hecho, va directo al mostrador para preguntar por el álbum nuevo de Smashing Madrakes y luego se pone a buscar entre los demás. Solo hasta que alza la vista es que la nota. Hm. ¿Estaría de más molestarla también ahí? Es que le gusta mucho cómo frunce el ceño cuando lo escucha hablar.

— Tattaglia, ¿cómo tú por aquí? No sabía que esta tienda era territorio neutral —comenta de manera desinteresada, para luego ponerse a buscar el disco por el cual había ido.

Ya vio todos los discos de esa sección, asique camina hacia la siguiente. Ah, hay grandes clásicos ahí: Varios los tiene, y otros tanto los quiere pero aún está ahorrando para comprárselos. Quizá para esta Navidad pida uno o dos a sus padres, pero prefiere comprárselos ella... Encuentra entonces uno de una banda que no conoce pero la tapa le llama la atención, y lo saca para verlo mejor. Es una foto, pero la foto tiene intervenciones dibujadas con... ¿Pluma? Éso parece. En la fotografía, que como toda fotografía mágica es en movimiento, dos personas caminan bajo la lluvia hacia una tercera, que baja de una motocicleta. Intenta identificar la calle, ¿Es New York? No está segura.

-¿Eh?- Dice al oír su apellido, aún algo abstraída. Se gira y al ver a Iero, abre los ojos muy grandes. Ffffffffffffuck. ¿Y ahora qué? ¿Cómo no se dio cuenta antes de que el chico estaba ahí? Traga saliva. Tranquila. Sólo tiene que disimular. -No es territorio neutral si has llegado hasta aquí siguiéndome. ¿Qué quieres?- ¿Qué había dicho de estar tranquila? Porque ya está a la defensiva, como un gato acorralado e___e .

Ah, la ha sorprendido. Le encantan sorprenderla, ¿qué va a decir?

— Ah, no, no, no. Yo no te he seguido, me gusta venir aquí y venía buscando... —voltea alrededor buscando la letra S hasta que encuentra el disco que quería y lo saca para mostrárselo—. Esto es lo que estaba buscando. Llevo tanto esperando por este momento, así que creo que es alguien más quien ha seguido a otro alguien hasta aquí —lo duda.

No era ciego, Becca lo había estado evitando y, de habero visto antes, seguramente se hubiera marchado antes de entrar, pero lo dicho: es divertido.

Entrecierra los ojos, recelosa. ¿Qué estaba buscando? ¿Está inventando una excusa, o qué? Su mirada se detiene en el disco que agarra: Smashing Madrakes. ¿En serio? -¿Sacaron algo nuevo?- Mete las manos en su chaqueta de cuero y camina con andar despreocupado -o éso quiere creer- hacia Iero. Se asoma por detrás de su hombro para ver la tapa del disco: Intenta prestarle atención a la imagen pero, por un momento, se distrae con el perfume que lleva el chico. ¿Es el mismo que llevaba en el concierto? No lo recuerda. Pero le gusta. EL PERFUME. Arruga la nariz y se aclara la garganta, intentando centrarse en los discos que tiene cerca. -¿No son muy... tranquilos? ¿Alternativos? ¿Más cercanos al... pop?- Sus dedos pasan disco tras disco, mirando sin ver. Su voz suena un poco despectiva, porque está en plan niñita grunge punk que no escucha otra cosa, y mucho menos POP, que es la rama musical más sucia, menos noble: Para Becca, ese género es una de las herramientas más actuales y eficaces que tiene el capitalismo para llenarles la cabeza. -Creía que te gustaba la música.- Sí, es odiosa.

Le observa por el rabillo del ojo y, todo sea dicho, no tiene ni la más remota idea de qué está haciendo Becca. ¿No debería ser ella quien huye y él quien la persigue? ¿Habrá sido por el beso? Bien, tiene que admitir que ahora sí está asustado y no como cuando ella lo amenaza de muerte.

— Sí, quiero ver qué tal —comenta leyendo la lista de las canciones en el álbum, la mira apenas de reojo y se encoje de hombros—. Me gustan muchas cosas, Tattaglia, pero nunca preguntas —y entonces es él quien huye, camina de ahí un poco más a la derecha para ver la sección de oferta y ver qué más llevaba, ya fuese para él o para algún miembro de su familia, aunque se sigue preguntando por qué es que ella se le ha acercado. Hm, y eso que él iba con laintención de seguir molestando un poco como si nada nunca hubiera pasado, mantener las cosas como eran usualmente.

Bah, como si algo debiera cambiar por un beso en un recital, eso es absurdo.

Y PARA QUÉ VA A PREGUNTAR, SI LE CAE SUPER MAL. ò___Ó Le dedica una sonrisa forzada como respuesta a su comentario antes de seguir mirando los discos... y que él se aleje. Hm. ¿Qué le pasa? ¿En serio va a ponerse tímido ahora? Antes la molestaba cuando estaba con sus amiguites Y cuando estaba sin elles. Ahora, evidentemente, necesita del apoyo de otra gente para acercarse a ella. ¿Le tiene miedo o qué? Porque debería. Hace tiempo que debería haber empezado a temerle Ò__Ó . El punto es por qué ha empezado ahora: Obviamente, Becca lo relaciona con el concierto. Quizá se dio cuenta POR FIN del peligro que es para su familia que se acerque a una Tattaglia. Se aleja por el lado contrario y rodea una estantería, quedando justo a sus espaldas pero con un montón de discos de por medio. Quizá a ella, en la ebriedad y el efecto de la mandrágora, se le escapó algún dato que fuera importante para les Iero, y ya no la necesiten. Quizá TODO ESTE TIEMPO, IERO INSISTIERA EN HACER ALGO JUNTES SÓLO PARA SACARLE INFORMACIÓN. Apreta las mandíbulas, lo mira por encima de los discos. Quizá simplemente haya besado mal, y ya.

PUES NO. No va a pensar en éso. Va a pensar en que Nico es un espía de su estúpida familia, y por esa misma razón va a mandarlo a matar. O mejor va a matarlo ella, con sus propias manos. Pasa a la estantería siguiente: Baladas. Diugh. Sigue su camino hacia la sección de discos independientes. Ahí encuentra siempre las mayores joyas.

-¿Ed?- Pregunta alzando la voz, para que el chico que atiende la escuche. Lo conoce, obviamente. Recorre siempre los mismos lugares y es muy buena haciendo contactos, asique no es raro que trate con esas confianzas a les dueñes o empleades de los locales que suele visitar. -¿Alguna banda nueva de la cual tenga que saber?- Se asoma detrás de la estantería, y le sonríe. De reojo ve que Nico sigue ahí. Quizá tenga que irse antes ella, cosa de cruzarse en su camino en cuanto deje la disquería y darle unos buenos puñetazos. Por idiota. Por ignorarla después de sacarla de quicio durante meses. POR ESPÍA. ò__ó