And I put up quite the fight that I never planned to win [Nico & Becca]

-Ojalá  - es todo lo que le sale decir, aunque sabe que si éso sucediera, lo primero que le daría es un ataque de nervios. No sabría qué hacer primero: ¿Defenderse de les Iero o explicarle a su famiglia que NO es una traidora? A diferencia de Nico, ella SÍ cree que puedan llegar a cualquier extremo. Ha oído cosas con respecto a su familia, y ha oído otras tantas sobre la familia del chico. No ha visto ninguna con sus propios ojos, porque todavía no le permiten hacer demasiado ni estar en los momentos más emocionantes ò__ó , pero le han contado cosas. En fin. Se distrae un momento observando a Nico mientras él lee el cartel, como evaluando sus gestos. ¿Qué hace cuando está concentrado? Seguro hace ALGO, tiene que hacerlo. Seguro todes tienen un gesto en particular, y ella nunca prestó suficiente atención como para notarlo. :___


-Es la primera vez, pero no será la última.- Es capaz de encontrar rápidamente alguna otra excusa para golpearlo    . Le dedica una mirada de lo más    como respuesta a su guiño: ¿En serio cree que ELLA irá a verlo a ÉL a algún lado? Que agradezca que le está avisando que irá a ese concierto, y que conste que lo hace para que deje de molestarla con el temita de la cena. Se aleja un poco, dejando de apoyarse en la columna por fin, y le quita el flyer de la mano con media sonrisa. -Piensas bien: No quiero que te acerques ni a cinco cuadras a la redonda de mi casa.  - Prefiere ir a The Black Cat sola, apareciéndose y ya. -Pero sí, nos veremos ahí.- ¿Está divirtiéndose? ¿Es ésa una sonrisa cómplice? Siente cierto alivio por haber oído que irá, y no sabe bien por qué. Supone que es porque ha confirmado que Iero tiene buen gusto musical, a pesar de ser un imbécil. Bueno, tienen un nuevo tema del cual hablar, durante esos quince minutos que tienen cada vez que los planetas logran alinearse y no quieren saltarse a la yugular.


-Yo seré la de los pantalones de cuero.- Bromea, mientras agarra el pañuelo rojo que él lleva atado al cuello, y desarma el nudo. -Voy a llevarme ésto, por cierto. Así me encontrarás mejor.- Sólo lo mira a los ojos durante un segundo, justo después de quitarle el pañuelo y meterlo en el bolsillo de su chaqueta. ¿Le está robando? Puede ser. ¿En la cara? PUEDE SER. Se quita el cigarrillo de la boca para decir: -Tengo que irme, ahora tenemos Historia del Arte. Como me distraigas, te dejo calvo.- Inexpresiva como ella sola, gira sobre sus talones y echa a andar hacia su próxima clase, terminando el cigarro en el camino.

— Seis cuadras, entonces. Me parece razonable —que no, no lo va a hacer, no es tan idiota y ya dijo que se verían allá, puede suponer que ella no tiene razón para mentirle porque se ve interesada en la banda, así que, por una vez en la vida, le da un voto de confianza a Tattaglia. Y es que además le ha sonreído, ya sabía él que tarde o temprano se daría cuenta de lo encantador que es, pff.

Sus ojos siguen el movimiento de las manos hasta dinde su campo de visión se lo permite, no se queja porque siempre puede recuperar su pañuelo si quiere—. Bien. Yo iré de rojo, será fácil reconocerme —se le reconoce más por el arbusto que tiene por cabello, en realidad, pero le gusta mucho decir esa frase—. D'acordo —acepta sin rechistar esta vez, así, por una vez también está dispuesto a dejarla un poquito en paz, quizás porque ha obtenido lo que quería. Se queda en el sitio y la ve marcharse, ¿tiene cara de idiota? Bueno, sí, pero es normal en él, no tiene nada que ver con Rebecca, aunque lo único que lo devuelve a la realidad es sentir el cigarro quemarle un poco los dedos. Sacude la mano perdiendo lo que le quedaba del cigarrillo y lo aplasta con el pie antes de continuar con su día.


Yyy la noche del concierto llegó. Nico se adueñó del baño por más horas de las normales, razón del día para querer lincharlo, pero claro, es que iba a ir al concierto de Witchfits y además, tenía que verse in-cre-í-ble. Por eso, y como prometió, se puso algo rojo. Bueno, rojo con negro, había probado diferentes cosas pero se decidió por aquel suéter que tenía como desde los quince años y seguía manteniéndose a la perfección gracias a la magia. Claro, si es que no era tan inútil como pensaban, y era muy apegado a su ropa favorita; la chaqueta roja la dejaría para otra ocasión y sí, sabía que probablemente terminaría por darle calor, PERO no le importaba, el outfit le encantaba y sus rizos estaban perfectamente definidos. Eso sí, tuvo que aceptar que su padre lo llevara porque no le soltaban ningún vehículo desde la última vez que prometió no conducir ebrio; lo había cumplido, pero no recordaba dónde había estacionado el carro y tuvieron que pedir ayuda para localizarlo en uno de los lugares más random que los Iero hubieran imaginado. Que sí, podía moverse con otros medios de transporte pero bueno, tampoco tenía tanto dinero en ese momento porque ni él sabía exactamente en qué tontería lo había gastado esta vez.

Llega temprano al sitio, así que decide hacer tiempo por su cuenta alrededor hasta que nota que Becca debe estar por llegar, ella es bastante puntual y solo por eso, se esfuerza por estar unos cinco minutos antes de que llegue. Se hace el chulo, por supuesto, hablando con la persona que está cobrando la entrada. Es un precio decente, claro que va a pagar el suyo y piensa comprar algo de mercancía adentro, para eso es el dinero que lleva; así es como disimula perfectamente que ve llegar a Tattaglia.

Well, hello, there. Nico no puede evitar ver con cara de completo imbécil a Becca cuando la ve llegar, pero es que se ve tan badass y esa chaqueta le queda tan bien (espera que sea imitación de cuero y no real, que para estar en una familia que trafica ingredientes para pociones, no le gusta usar pieles o cosas de animalitos de verdad, solo imitaciones)—. Tattaglia —responde al saludo. Menos mal que la cara de imbécil la tiene el 90% del tiempo y no hay mucha diferencia en ello.

La deja entrar y él se queda un rato más conociendo a Kev, hablando principalment de música y la escena local hasta que decide entrar él también. No le cuesta encontrar a la chica, sobre todo porque sus ojos buscan SU pañuelo rojo. Obvio que lo iba a usar a su conveniencia hastra que lo tuviera devuelta. O no, podría dejárselo sin mucho problema, algo así como un recuerdo personal, o una excusa para ir a buscarla después—. ¿Cómo sabías que me gusta la cerveza oscura? ¿Me espías? —y sí, la toma sin más para darle un trago porque, bueno, es Nico —. Bueno, ahora vuelvo a quedar en deuda contigo —no obstante, sus ojos ven una zona donde están colocando la mercancía de Witchfits y la otra banda que sirve como telonera, así que camina hacia allá. Rebecca sabrá si lo sigue o no, él sabe que tiene que parecer que no están juntos, que no es una cita porque claro, es un Iero y qué horror que lo vean pasándola bien con una Tattaglia, antes nadando con los peces que en una cita con ella. O eso le enseñaron a decir.

Sus ojos pasan por todo y pregunta también por varias cosas, pero termina viendo los pins de diferentes tamaño, algunos con el logo, otros en varios sets y termina por tomar uno que tiene una calavera de un vampiro mostrando sus dientes, así como otro con el nombre y uno de la otra banda, porque los tres ibn con un pequeño descuento. Podría dárselo más tarde a Rebecca.

— Ah, pero estoy en tu lista —solo alguien como Nico Iero podría tomar un mal comentario como aquel y transformarlo en algo que podría verse como bueno. Era todo un misterio el funcionamiento de su mente, cosa que ni su familia entendía y quizás no quería entender.

— Ah, de acuerdo —podría darle el pin de una vez, pero decide guardárselo en el caso de que Becca quiera golpearlo o algo así. Obviamente es un hombre precavido de vez en cuando y, si sale con golpes de ese concierto, no quiere que sean porque Becca decida que es buena idea desquitarse con él de lo que sea que haya hecho mal sin darse cuenta, así que va a la barra para pedir otro par de cervezas, a sabiendas de que la chica se va con otro. Ah, eso le duele porque ÉL LA HABÍA INVITADO. O al revés. O sea, su idea era la de salir juntos y ella le dijo del concierto y bueno, qué desplante sentía, ahora se siente muy dramático él, pero de todos modos vuelve a acercársele porque no desiste.

— Hey, hola. Nico, ¿recuerdas? Espero que no —bromea. Él también conocía gente porque se le daba por acercarse a hablar con cualquiera, más si era dentro del ambiente de músicos. Peor si estaba borracho y sí, conocía a Mark, de una de las muchas veces que Nico había hecho el ridículo, menos mal que no lo odiaba o tendría que irse de ahí y ver a quién más se encuentra—. ¿Quieres una? Clara, oscura, tú elige y yo me quedo la otra —ah, ¿qué era para Becca? Perdón, no pueden ver que le da una cerveza sin veneno a una Tattaglia—. Se conocen, ¿eh? genial.

En un principio cree que Nico le habla a ella y su "¿Recuerdas?" es una de sus estúpidas bromas    , asique cuando se gira y ve que se dirige a Mark no puede evitar sorprenderse. Alza las cejas, sin decir ni una palabra, y ve cómo la cerveza pasa por enfrente de su cara hacia las manos del asistente de sonido. ¿Y la que se supone que le debe a ella? Imbécil. TRADITORE. Debería haber sabido que no iba a aceptar su trato: ¿Qué más podría esperarse de un Iero? ò___Ó . O peor: ¿Qué puede esperarse DE NICO? Porque hasta donde sabe, les Iero son gente de palabra. Pero Nico... Uf. Quizá esté dramatizando demasiado, sí; pero es que está acostumbrada a tener toda la atención del chico, y además había conseguido la atención de Mark y... asrghhh. Vamos, no tiene que distraerse. Se aclara la garganta antes de seguir con la conversación, simulando que nada atípico ha sucedido:


-Mark siempre está en los conciertos de Witchfits, lógicamente. Y yo también, al menos en los más cercanos    .- No puede evitar sonreír con orgullo mientras se acomoda todo el cabello ondulado hacia un costado. -Además, hemos salido un par de veces juntes: Tenemos a alguien en común. Teníamos. Por cierto- le dice a Mark, recuperando su postura de badass -, la próxima vez que veas a Taylor, dile que le mandan saludos desde el mejor de los Estados, y que espero que siga teniendo problemas para consumir alimentos picantes .- Mira que hay que ser idiota para hablar mal de New Jersey enfrente de una Tattaglia. Una vez que recupera tanto su poder sobre la conversación como la atención de los dos chicos se siente segura de nuevo, asique dice, como si preguntara algo sin demasiada importancia: -Allora, ¿Ustedes cómo se conocen?-


En algún momento de la conversación, Becca estira la mano casualmente hacia Mark para que él le pase el vaso de cerveza, dócil, convidándole como haría con cualquier conocide; y ella sigue escuchándolos hablar mientras bebe un poco. Éso sí: Bebe con la mirada clavada en Nico, dejándole en claro que no le importa a quién le haya dado la cerveza, ella beberá igual. Es una Tattaglia: Nadie puede negarle nada y si alguien se lo niega, ella se lo gana igualmente  .

Alza ambas cejas super interesadísimo en la anécdota de Becca, después, claro, de compartir algunas risas con Mark. Él no se da vuenta, pero está justo en medio de dos personas que son capaces de pelearse meintras mantienen la conversación, para ver quién tiene más su atención, o quién lleva el control del momento. Becca lo hace porque así es ella y Nico porque puede, porque le divierte.

— Pensé que nunca ibas a preguntar, fui a ver a Witchfits en... ¿diciembre? Ah, no, enero, claro. Soy pésimo para las fechas, solo recuerdo el frío —suelta una carcajada y da un trago antes de continuar—, como sea, conocí a un chico ahí que estaba trabajando en el bar donde se presentaron y me invitó a la fiesta después del concierto, ahí conocí a Mark, sí —quizás no fue del todo invitado con Sean, pero son detalles que ninguno de los otros dos sabe—, y bueno, ya sabes lo que dicen: si no pasó en Jersey, no me acuerdo de lo demás —eso sólo lo decía él cuando le convenía, pero de todos modos hace que Mark ría antes de darle su cerveza a Becca. Claro, él y Nico no eran tan conocidos, pero al menos lo recordaba porque ese era el efecto de Iero.

— Eh, Mark, justo le decía a Rebecca que un día no muy lejano tocaré aquí, tú también tendrás que venir —tan amigable y confianzudo él, ignorando deliberadamente aquella mirada asesina.